Lo singular de la carne de pastizal

Lo singular de la carne de pastizal

Animales libres de hacinamiento y cero feedlot

Capaz, al igual que yo, alguna vez te hiciste un par de estas preguntas: ¿Qué carne elijo? ¿Cuál es la mejor para mi? ¿Hace bien comer carne o tiene mucha grasa saturada? ¿Me conviene reducir su consumo o eliminarla directamente de mi dieta? ¿Qué es el feedlot? ¿Qué diferencias hay entre una carne convencional industrializada y una de pastura, criada a campo abierto? ¿Qué es, al final del día, lo moralmente correcto?
Después de varios años de investigar, de probar en primera persona y experimentar, llegué a mis propias conclusiones con respecto al consumo de carne roja. Al igual que yo, quiero quiero que cada uno de ustedes, lleguen a las suyas. Para esto, me parece importante brindarles todos los datos e información factual sobre la carne, de 0: Desde su nacimiento, crianza, cuidado y vida, y hasta por supuesto, su valor nutricional e impacto ambiental de producción.

Primero y principal, toda carne roja vacuna aporta esencialmente ácidos grasos y proteínas. Pero el valor nutricional de cada una va a estar dado por el manejo que recibió el animal, de principio al fin. Los animales que son criados en formato feedlot, y aquellos alimentados a base de pasto, criados a campo abierto, presentarán en su carne 2 perfiles nutricionales ampliamente diferentes. Aquellos de feedlot, fueron alimentados a base de granos, (maíz principalmente) y por ende, producirán carne con un radio de Omegas descompensado, una mayor cantidad de grasas saturadas y menor cantidad de vitaminas. Como contracara, los animales que se criaron libres y alimentándose de pasturas naturales, su carne tendrá menor cantidad de grasa saturada, mayor concentración de minerales y vitaminas, y un aumento en sus valores de omega 3.

Entremos en detalle entonces; Que es el sistema pastoril y cómo se diferencia del feedlot? ¿Es sustentable a largo plazo? ¿Se respeta más al animal y reduce en fin su sufrimiento?

Las carnes de vacas criadas a campo abierto y alimentadas a base de pastizales nativos son otra cosa: la vida del animal fue respetada como tal, y tuvo un sentido, ya que generaron un bien para vos, y otro para el futuro de nuestra tierra. Su alto valor nutricional es lo que las diferencia. Contienen tres veces más omega 3, grasas monoinsaturadas y como dijimos, menor cantidad de saturadas y colesterol, como a su vez un alto contenido de vitamina E, antioxidante. Algo a notar, es que gracias a la alimentación de 100% pasto, la vaca en su organismo, produce CLA (ácido linoleico conjugado) un ácido graso vital en nuestra salud, responsable de la absorción de células grasas saturadas. A su vez, gracias al sistema pastoril, tierras que antes eran áridas y desgastadas por el mal uso, se retoman, con el propósito de ser utilizadas plenamente para el cultivo de pastizales, contribuyendo a la regeneración del suelo.

Más que nada, este tipo de crianza concede a la vida del animal un valor, más allá de su carne. El animal cumplió con todos sus ciclos de manera natural como tiene que ser, caminó, pastoreó, rumió, socializó y vivió en libertad. Aportó a la regeneración y conservación de los suelos. Numerosos valores que lamentablemente, no se alcanzan con otro tipo de crianza, como la que hoy predomina: la producción de carne industrial estandarizada y mundialmente popularizada, llevada a cabo en el formato feedlot.
Quedate cerca. Cada martes de por medio, voy a compartir una receta con carne de Pastizales Nativos, una carne de crianza ética y 100% pasto, en las cuales distintos cortes serán los protagonistas.

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Si queres saber un poco más, te resumo en un par de palabras y sin dar mucha vuelta, qué es esto que tanto escuchamos del omega 6 y 3.
Extra: Omega 3, 6 y el desbalance de la sociedad actual.

La carne, tiene ácidos grasos esenciales, los famosos Omega 6 y 3. Se los llama “esenciales” porque el cuerpo no los produce y hay que incorporarlos por medio de nuestra alimentación, ya que son ambos vitales para el cuidado de la salud de nuestro corazón al igual que nuestro cerebro.

Sin embargo, ambos compiten entre sí a la hora de ser utilizados por nuestro organismo, y siendo nuestras dietas mayoritariamente altas en omega 6, dejamos a los omega 3 en desventaja. Se recomienda entonces, aumentar la ingesta de estos últimos nombrados ácidos grasos.

Entonces, cabe aclarar que el omega 6 es bueno y vital para el funcionamiento de nuestro cuerpo, pero siempre en su correcta cantidad y nunca desbalanceado, como todo. Hoy en día, predominan los alimentos industrializados que tienen muy altos niveles de omega 6 y poco o nada de omega 3, creando este desbalance del que hablamos. Esto a la larga, concluye en procesos de inflamación crónica, al igual que en enfermedades cardíacas y neurodegenerativas.